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UN TRAYECTO OSCILANTE ENTRE LA SUJECIÓN
Y LA BÚSQUEDA DE INDEPENDENCIA
Breve itinerario histórico de la prensa zacatecana

Luis Medina Lizalde

Periodista zacatecano.
Autor de El periodismo zacatecano en la construcción
de la democracia, Tesis de Maestría por la UAZ.
Tomado de: Revista Mexicana de Comunicación. Octubre - Diciembre 1998


 
Aunque se ha evocado a Juan Ignacio María de Castorena Urzúa de Goyeneche y Villarreal como el primer periodista de América y el antecedente más remoto del periodismo zacatecano, lo cierto es que el clérigo casi no vivió en su tierra natal.

No puede discutirse su importancia en esa actividad a nivel nacional, pues la vinculación con su ciudad de origen fue mediante la construcción del Colegio de los Mil Ángeles. Lo que incluye a tal figura --nacida en 1688-- en la historia del periodismo americano es haber editado el primer órgano de aparición periódica: la Gaceta de México, que se publicó mensualmente de enero a junio de 1722.

Una referencia obligada dentro del periodismo nacional, y también de raíces zacatecanas, es la del doctor José María Cos, un hombre del clero y, por consiguiente, de la minoría que podía acceder a la cultura. Simpatizante de los insurgentes, adoptó el periodismo como instrumento de movimientos armados; pudo publicar �con una imprenta diseñada por él mismo� El Ilustrador Nacional al que le siguió ElIlustrador Americano, y fue colaborador del Seminario Patriótico Americano. Al separarse de la causa independentista, Cos abrió una vertiente de lucha social: el periodismo de guerra.

El siglo pasado

La adquisición --en los inicios de 1824-- de la primera imprenta procedente de Guadalajara, marcó un primer y decisivo paso del periodismo zacatecano. Correspondió a la Sociedad de Amigos del País, masones del rito yorkino, el haber publicado El Correo Político: el primer periódico de la entidad que en sus páginas incluía el análisis de asuntos públicos con un enfoque liberal, además de textos literarios. Tal periódico circuló entre 1825 y 1835.

En 1826 inician su publicación El Censor y El Abanico, caracterizado este último por abordar temas femeninos y literarios. Tres años más tarde aparece un diario político y literario cuyo nombre fue Pasatiempo, así como la Gaceta del Gobierno Supremo de Zacatecas, primer periódico oficial que con los años cambió constantemente de nombre, según referencias del historiador zacatecano Salvador Vidal: en mayo de 1844 adoptó el de Observador Zacatecano; a partir de diciembre del mismo año se llamó Zacatecano; luego de siete años se transformó en La Concordia, y de 1853 a 1855 fue Registro Oficial, para luego denominarse El Regenerador; en 1857 no se publicó y en 1858 llevó el nombre de El Constitucional Zacatecano; un año después se tornó en La Sombra de Robespierre; en 1860, con el gobierno reaccionario, fue La Restauración del Orden; luego los liberales le pusieron Boletín Oficial del Estado Libre de Zacatecas; posteriormente se cambió por Defensor de la Reforma.

De 1864 a 1866, con la ocupación francesa, el gobierno del imperio publicó El Periódico Oficial. Al restablecerse el gobierno republicano, apareció el primer número de El Defensor de la Reforma, que entre 1870 y 1874 se llamó El Periódico Oficial. En 1875 se le dio el nombre de Periódico Oficial y en 1877 retomó el título de Defensor de la Reforma hasta 1900, cuando recobró el de Periódico Oficial.

Pero la iniciativa social y política de los zacatecanos del siglo XIX era demasiado intensa como para que las ideas liberales y conservadoras admitieran como única tribuna el órgano oficial. De forma simultánea al periodismo gubernamental, la llamada sociedad civil se desarrollaba en el campo periodístico, a lo cual contribuyó el surgimiento del oficio de impresor como negocio y ocupación de particulares, luego de 300 años de su aparición en la Ciudad de México.

La historia zacatecana registra al señor Aniceto Villagrana como el primer empresario privado en esa materia y se remonta a 1838 cuando abrió un taller de imprenta, que en 1848 se asoció al taller litográfico del francés A. Boudain. La tradición impresora de la familia Villagrana continuó por esos años. Pasada la segunda mitad del siglo XIX se supo también del taller del señor Nazario Espinoza, cuyos trabajos profesionales fueron reconocidos. Ellos eran los más destacados de una serie de particulares que con devoción cultivaron este oficio y que hicieron posible la aparición de un periodismo ligado a las grandes causas nacionales.

En ese tiempo estaban los diarios que apoyaban a Santa Anna, como El Cometa; los que defendían el federalismo, como La Columna y El Telégrafo; los que hablaban de la Reforma del 57, como La Lámpara y La Opinión que polemizó con La Verdad Católica. Igualmente estaban La Antorcha Evangélica, órgano periodístico aparecido en 1869 en Villa de Cos y que se confrontaba con El Centinela, el cual tenía como objetivo "velar por la religión y la patria", y Album Zacatecano, cuyos artículos y caricaturas combatían la intervención francesa.

No sólo en la ciudad de Zacatecas se desarrolló el periodismo del siglo XIX; se tiene referencia de que por 1856 circularon en Tlaltenango tres diarios liberales: El Pobre Diablo, La Sombra de García y El Espectro; la Prefectura Política de Fresnillo publicó durante la Intervención Francesa El Pabellón Nacional, y en Pinos se difundió El Amigo del Pueblo.

El perfil de los participantes en los órganos periodísticos revela una motivación ideológica predominante. Entre los liberales se encontraban Francisco García Salinas, Luis de la Rosa Oteyza, Jesús González Ortega, Miguel Auza y Trinidad García de la Cadena. Por los conservadores destacan Teodosio Lares y Vicente Hoyos.

Los dos grandes segmentos del periodismo decimonónico se nutrían casi por igual de curas, licenciados y militares. Algunos hicieron uso de esa actividad para subir o mantener posiciones políticas, como los periodistas-gobernadores Francisco García Salinas y Eduardo Pankurst.

En diversas etapas del periodismo zacatecano, se contempla de manera tímida, pero digna de hacer notar, la temática de la mujer, como en El Abanico, antes mencionado, y en El Filograma. La aparición de este tipo de órganos periodísticos fue impulsada por instituciones educativas, gubernamentales y religiosas; por ejemplo, Ariete --lanzado por el Instituto Literario de García-- y La Gaceta del Gobierno Supremo de Zacatecas.

Alud de publicaciones

Por otra parte, la aparición de la publicidad comercial en el periodismo impreso, junto con las apasionadas diatribas y encendidas apologías, irrumpe la irreverencia iconoclasta. El Pobre Diablo, publicado en Tlaltenango, por ejemplo, tenía como subtítulo: "Periódico raquítico, estrambótico y ridículo, con sus ribetes de político, exótico y aun de físico, poético y retórico; pero redactado por jóvenes maléficos".

En el marco del conservadurismo porfiriano sobresalen publicaciones como El Perfume de la Religión (1885), La Rosa del Tepeyac (1891-1895), La Bandera Católica (1901), El Eco de Zacatecas (1903-1904) y La Academia (1908).

También destacan publicaciones periódicas del pensamiento liberal: La Prensa Libre (1884), órgano del Partido Liberal Zacatecano; El Liberal (1891-1893); Martín Garatuza (1897), de corte anticlerical; La Regeneración (1904) y El Estudiante de Salamanca (1910).

En la enorme relación de periódicos zacatecanos del porfiriato, se percibe la incipiente popularización de un concepto: independencia, quizá como la inicial y aún no culminada marcha hacia el periodismo objetivo e imparcial. De esa forma surge una serie de órganos que se autonombran o son órganos independientes: La Paz (1881); La Murga (1884); El Máscara (1885); El Consejero del Pueblo (1895-1896); La Juventud (1902), y La Unión (1909), entre otros.

Durante tal lapso se manifiesta una reacción ante la intensa emocionalidad ideológica con que se combatían los distintos grupos y facciones, lo cual inducía quizás el surgimiento de contenidos desvinculados de causas políticas e ideológicas explícitas �como literatura, anuncios y variedades�, aunque algunos de ellos traten el acontecer público desde una perspectiva más serena.

Durante esa etapa, las preocupaciones sociales adoptan una perspectiva clasista que se observará en contenidos, e incluso en los títulos de los periódicos del porfiriato zacatecano. Así, entre 1878 y 1915 surgen diarios como El Trabajo, órgano oficial de la sociedad primitiva de artes unidas; El Factor, vocero del círculo de empleados particulares; El Obrero Zacatecano; El Barretero, seminario del pueblo y para el pueblo; El Hijo del Trabajo, semanario dedicado a la clase obrera; y El Mutualista, órgano de la sociedad de los obreros libres.

El Jococón, publicado de 1906 a 1914 y redactado por Enrique García, tuvo buena acogida fuera de la entidad por su lenguaje iconoclasta, osado, popular y fino a la vez. Asimismo, entre 1889 y 1907 aparecieron otras publicaciones cuyo principal atractivo era el sentido del humor transmutado en periodismo: La Chancla, La Urraca, Don Fulano, El Vale Coyote, El Leperito, El Peladito y El Diablito Travieso.

Cabe aclarar que en la época porfiriana el periodismo no se limita a la capital de Zacatecas, pues distintas cabeceras municipales presentan esfuerzos similares; por ejemplo, en Fresnillo, La Crónica Loca, El Boletín Oficial, El Filomático y El Pensamiento Libre; en Jerez, El Turista, La Unión Jerezana y El Bastión; en Pinos, La Discusión y El Bromista; en Calera, El Ruiseñor y La Brújula; en Villa García, La Voz del Municipio; en Guadaupe, La Urraca y La Enseñanza del Hogar; y en Sombrerete, El Municipio. Todos esos periódicos fueron publicados entre 1878 y 1909.

Además de editarse periódicos oficiales de las autoridades políticas y administrativas, así como del Gobierno del Estado, en 1882 aparece El Tribuno que contaba con la colaboración de alumnos del Instituto de Ciencias, quienes en 1910 publicarían un diario de tono festivo: El Estudiante de Salamanca.

Respecto al periodismo de la época de la Revolución Mexicana en Zacatecas, la ruptura con el régimen porfirista anticipaba la crítica periodística influenciada por los precursores ideológicos del movimiento social, que se agrupaban en torno a los clubes liberales y que tenían como figuras estelares a los hermanos Flores Magón, a Camilo Arriaga, Librado Rivera y muchos otros.

En esa época irrumpe un periodismo de bandos y facciones, lógico reflejo de los vaivenes políticos, por ejemplo entre 1910 y 1930: El Jococón que, junto con otros, sobrevivía a la era porfirista; El Grano de Arena (de corte religioso), La Palanca, El Demócrata, Revista de Zacatecas Ilustrada, La Verdad (del Partido Democrático), El Chimborazo, La Voz del Pueblo, La Regeneración, El Siglo XX, El Noticiero, La Voz de Zacatecas, Helios, Nuestro Tiempo y La Opinión, además de El Heraldo de Zacatecas, El Piquín, Alba Roja, Zacatecas Gráfica, La Tinajera, El Debate, La Opinión, Alma Obrera, La Gaceta de Zacatecas, Don Quijote, El Eco Estudiantil, El Niño Laborista (de una primaria), La Escoba, El Monitor y La Voz de Provincia, entre otros muchos.

Este periodo revela la solidez de las tendencias periodísticas incubadas en los tiempos precedentes. Por ello podemos hablar de la continuidad del debate ideológico entre conservadores y liberales. Pero la irrupción de temas como el sufragio efectivo, la reelección, el reparto de tierra, el laicismo en la educación, además de los derechos laborales, le otorgan un contenido social al periodismo de aquella época.

Por esos años también surgen órganos sindicalistas y agrarios, así como publicaciones estudiantiles de la Escuela Normal (Ideal, 1916), y del Instituto de Ciencias (El preparatoriano, 1917).

El periodismo zacatecano pro-empresarial entre los años treinta y los sesenta, se caracteriza por la incorporación de lo social desde una perspectiva de clase, a diferencia del radical individualismo de las utopías decimonónicas, pero comparte con él su énfasis ideológico y político. Entre las publicaciones que nacieron a partir de la década de los treinta se encuentran, entre otras, Vida Nueva, El Nacional Revolucionario (vocero del PNR), Labor, El Azote, el Nochistlense, Zacatecas Deportivo, El Eco de Zacatecas, Puras Papas, El Chivo Reparador, El Diario de Zacatecas y Alma Nueva, La Prensa Zacatecana, Provincia, Voz Estudiantil y Noticias (de alumnos del Instituto de Ciencias), Zacatecas Ilustrado, Orientación Chicomostoc, Zacatecano, Pocux Pelux, Actualidades, Vox Pópuli, Multi Revista, Mercurio (estudiantil) y La Voz del Pueblo.

Durante ese periodo se observa una íntima conexión entre el periodismo y el poder que, al igual que en las etapas precedentes, se da con el impulso que aquél brinda a las carreras políticas.

Fase empresarial

El periodismo moderno en Zacatecas se inicia formalmente el 17 de febrero de 1948, con la aparición de El Heraldo de Zacatecas. En 1955 se incluye una página con información del estado en El Sol del Centro, con sede en Aguascalientes, integrante de la cadena editorial del coronel García Valseca. Simultáneamente a esos medios, aparecieron diversas publicaciones, algunas de corta vida y otras con más permanencia, pero todas dentro de los límites estrechos del autoritarismo que, como cacique, seguía teniendo Leobardo Reynoso, primer gobernador de Zacatecas con gestión sexenal (1944-1950). Durante ese periodo de dominio reynosista, el periodismo fue e hizo �en términos generales� lo que el poder político le permitió.

La aparición, el 19 de junio de 1964, de El Sol de Zacatecas coincide con la desrreynosización de la política zacatecana. La consolidación de tal empresa y la del Heraldo de Zacatecas (subordinadas periodística y administrativamente a San Luis Potosí) tiene lugar durante los mandatos de los gobernadores José Isabel Rodríguez Elías y Pedro Ruiz González (1962-1968 y 1968-1974) respectivamente.

Durante ese lapso nace el hábito del poder local de comunicarse directamente a San Luis Potosí para inconformarse o solicitar determinados servicios periodísticos. Aparte de la dependencia administrativa, se presentaba la económica y la política. Asimismo debido a que el cierre informativo, por lo general, era a la una de la tarde --para luego redactar, integrar y enviar a San Luis Potosí, vía terrestre, el paquete de notas--, la oficina de prensa del gobierno estatal podía saber con anticipación el contenido de los diarios del día siguiente y hacer cambios si quería. Incluso, para no apresurarse, muchos reporteros diferían la información, la cual se publicaba hasta el tercer día.

El 25 de noviembre de 1975 surge Momento de Zacatecas, impulsado por Ignacio Rosillo que, 11 años antes, había fundado El Sol de Zacatecas. Con el tiempo se consolidó y desplazó a El Heraldo de Zacatecas como competidor de El Sol. Y de la misma manera que los otros diarios, empieza con una dependencia administrativa, económica y política de San Luis Potosí. No obstante tiene algunas particularidades: es el primero que utiliza télex, lo que hace más oportuno el envío de la información, circunstancia que opera a su favor en la conquista de lectores. La participación del potosino Pedro Cervantes dio al diario un sello de objetividad inicial que, no obstante los límites propios de una atmósfera autoritaria, insinuaba las posibilidades de renovación de actitudes en el medio. De ello da cuenta el periodismo de opinión practicado durante el conflicto universitario de 1977 (el asalto a la Rectoría de la Universidad Autónoma de Zacatecas, el 10 de enero de ese año). Esta Casa de Estudios, principal bastión del izquierdismo, fue objeto de descalificación por parte de los medios, a los que ingresaban reporteros de extracción universitaria al servicio de las diversas corrientes.

Durante la gestión gubernamental de José Guadalupe Cervantes Corona (1980-1986) de nuevo, aunque sin la misma fuerza, se presenta el reynosismo en la vida política de la entidad. Igualmente se observa el control gubernamental sobre el periodismo. Destaca Momento de Zacatecas en la difusión de las posturas oficiales. En ese periodo alcanza su mejor época que lo coloca como una alternativa frente a El Sol.

A partir de los ochenta, la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) empieza a desarrollar esfuerzos para vincularse con el periodismo del entorno, así como para servir de enlace entre los medios locales y el periodismo �plural y progresista� nacional. Instituye el Premio Manuel Buendía, que se entrega por vez primera el 30 de mayo de 1985 a Don Alejandro Gómez Arias, luego de un programa semanal de eventos a cargo de reconocidos periodistas. En 1986 organiza La Jornada de la Comunicación, con la participación de integrantes de la casa editorial del mismo nombre. A partir de entonces, junto con la Fundación Manuel Buendía, la UAZ promueve talleres, cursos, conferencias magistrales, mesas redondas y coloquios que contribuyen a la revisión crítica del periodismo local y nacional.

Por esas fechas también inicia la incorporación del pensamiento crítico universitario en los medios impresos a través de suplementos coordinados por la Dirección de Comunicación Social de la UAZ: La Ventana, en El Sol, y Tiempo Universitario, en Momento, así como una página semejante en un diario de corta vida en 1988 y que llevó el nombre de Pulso de Zacatecas. De tal rotativo, en 1989, El Sol adquiere el edificio y la maquinaria que se encontraba en suelo zacatecano, lo cual se tradujo en un decisivo impulso a la línea informativa no sólo de El Sol de Zacatecas, sino de la competencia, aunque esta última en condiciones desventajosas.

En ese mismo año, al ser procesado por diversos delitos su último propietario, el diario Momento atraviesa una crisis financiera y pasa al control de la Procuraduría General de la República; logra sobrevivir bajo la dirección de Javier Santillán Medina.

A fines del sexenio del gobernador Genaro Borrego (1988-1992) empieza a circular Zacatecas en Imagen, primer diario con inversión zacatecana y con mayores alcances que se colocó de inmediato en el mercado e instaló sus propios talleres. Desde sus inicios, tal periódico se ha caracterizado por su orientación insumisa bajo la batuta del doctor Edmundo Llamas Alba (hijo del más antiguo empresario radiofónico del estado), quien hasta la fecha incluye voces críticas, sorteando los obstáculos inherentes a un proyecto empresarial en busca de consolidación.
 

ELEMENTOS DISTINTIVOS EN LA HISTORIA

Al hacer un balance del periodismo zacatecano en siglo y medio de historia, cabe destacar cuatro elementos: a) en su contenido predomina lo ideológico y hay una escasa presencia de lo que hoy se conoce como periodismo informativo;b) quienes lo practican son en su mayoría zacatecanos, y se consideran, más que como trabajadores, como militantes de una causa; c) las relaciones con el poder público se determinan, fundamentalmente, por las afinidades ideológicas; y, d) la actividad periodística se desarrolló en diferentes centros urbanos de Zacatecas de una manera más descentralizada que la que se observa en la actualidad, debido a la introducción de los talleres de impresión y a que las características preindustriales de la actividad editorial lo hacían posible.


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