Aunque
se ha evocado a Juan Ignacio María de Castorena Urzúa de
Goyeneche y Villarreal como el primer periodista de América y el
antecedente más remoto del periodismo zacatecano, lo cierto es que
el clérigo casi no vivió en su tierra natal.
No
puede discutirse su importancia en esa actividad a nivel nacional, pues
la vinculación con su ciudad de origen fue mediante la construcción
del Colegio de los Mil Ángeles. Lo que incluye a tal figura --nacida
en 1688-- en la historia del periodismo americano es haber editado el primer
órgano de aparición periódica: la Gaceta de México,
que se publicó mensualmente de enero a junio de 1722.
Una
referencia obligada dentro del periodismo nacional, y también de
raíces zacatecanas, es la del doctor José María Cos,
un hombre del clero y, por consiguiente, de la minoría que podía
acceder a la cultura. Simpatizante de los insurgentes, adoptó el
periodismo como instrumento de movimientos armados; pudo publicar �con
una imprenta diseñada por él mismo� El Ilustrador Nacional
al que le siguió
ElIlustrador Americano, y fue colaborador
del Seminario Patriótico Americano. Al separarse de la causa
independentista, Cos abrió una vertiente de lucha social: el periodismo
de guerra.
El
siglo pasado
La
adquisición --en los inicios de 1824-- de la primera imprenta procedente
de Guadalajara, marcó un primer y decisivo paso del periodismo zacatecano.
Correspondió a la Sociedad de Amigos del País, masones del
rito yorkino, el haber publicado El Correo Político: el primer
periódico de la entidad que en sus páginas incluía
el análisis de asuntos públicos con un enfoque liberal, además
de textos literarios. Tal periódico circuló entre 1825 y
1835.
En
1826 inician su publicación
El Censor y El Abanico,
caracterizado este último por abordar temas femeninos y literarios.
Tres años más tarde aparece un diario político y literario
cuyo nombre fue Pasatiempo, así como la Gaceta del Gobierno
Supremo de Zacatecas, primer periódico oficial que con los años
cambió constantemente de nombre, según referencias del historiador
zacatecano Salvador Vidal: en mayo de 1844 adoptó el de Observador
Zacatecano; a partir de diciembre del mismo año se llamó
Zacatecano; luego de siete años se transformó en La
Concordia, y de 1853 a 1855 fue Registro Oficial, para luego
denominarse El Regenerador; en 1857 no se publicó y en 1858
llevó el nombre de El Constitucional Zacatecano; un año
después se tornó en La Sombra de Robespierre; en 1860,
con el gobierno reaccionario, fue La Restauración del Orden;
luego los liberales le pusieron Boletín Oficial del Estado Libre
de Zacatecas; posteriormente se cambió por Defensor de la
Reforma.
De
1864 a 1866, con la ocupación francesa, el gobierno del imperio
publicó El Periódico Oficial. Al restablecerse el
gobierno republicano, apareció el primer número de El
Defensor de la Reforma, que entre 1870 y 1874 se llamó El
Periódico Oficial. En 1875 se le dio el nombre de Periódico
Oficial y en 1877 retomó el título de Defensor de
la Reforma hasta 1900, cuando recobró el de Periódico
Oficial.
Pero
la iniciativa social y política de los zacatecanos del siglo XIX
era demasiado intensa como para que las ideas liberales y conservadoras
admitieran como única tribuna el órgano oficial. De forma
simultánea al periodismo gubernamental, la llamada sociedad civil
se desarrollaba en el campo periodístico, a lo cual contribuyó
el surgimiento del oficio de impresor como negocio y ocupación de
particulares, luego de 300 años de su aparición en la Ciudad
de México.
La
historia zacatecana registra al señor Aniceto Villagrana como el
primer empresario privado en esa materia y se remonta a 1838 cuando abrió
un taller de imprenta, que en 1848 se asoció al taller litográfico
del francés A. Boudain. La tradición impresora de la familia
Villagrana continuó por esos años. Pasada la segunda mitad
del siglo XIX se supo también del taller del señor Nazario
Espinoza, cuyos trabajos profesionales fueron reconocidos. Ellos eran los
más destacados de una serie de particulares que con devoción
cultivaron este oficio y que hicieron posible la aparición de un
periodismo ligado a las grandes causas nacionales.
En
ese tiempo estaban los diarios que apoyaban a Santa Anna, como El Cometa;
los que defendían el federalismo, como La Columna y El
Telégrafo; los que hablaban de la Reforma del 57, como La
Lámpara y La Opinión que polemizó con La
Verdad Católica. Igualmente estaban La Antorcha Evangélica,
órgano periodístico aparecido en 1869 en Villa de Cos y que
se confrontaba con El Centinela, el cual tenía como objetivo
"velar por la religión y la patria", y Album Zacatecano,
cuyos artículos y caricaturas combatían la intervención
francesa.
No
sólo en la ciudad de Zacatecas se desarrolló el periodismo
del siglo XIX; se tiene referencia de que por 1856 circularon en Tlaltenango
tres diarios liberales: El Pobre Diablo, La Sombra de García
y
El Espectro; la Prefectura Política de Fresnillo publicó
durante la Intervención Francesa El Pabellón Nacional,
y en Pinos se difundió El Amigo del Pueblo.
El
perfil de los participantes en los órganos periodísticos
revela una motivación ideológica predominante. Entre los
liberales se encontraban Francisco García Salinas, Luis de la Rosa
Oteyza, Jesús González Ortega, Miguel Auza y Trinidad García
de la Cadena. Por los conservadores destacan Teodosio Lares y Vicente Hoyos.
Los
dos grandes segmentos del periodismo decimonónico se nutrían
casi por igual de curas, licenciados y militares. Algunos hicieron uso
de esa actividad para subir o mantener posiciones políticas, como
los periodistas-gobernadores Francisco García Salinas y Eduardo
Pankurst.
En
diversas etapas del periodismo zacatecano, se contempla de manera tímida,
pero digna de hacer notar, la temática de la mujer, como en El
Abanico, antes mencionado, y en El Filograma. La aparición
de este tipo de órganos periodísticos fue impulsada por instituciones
educativas, gubernamentales y religiosas; por ejemplo, Ariete --lanzado
por el Instituto Literario de García-- y La Gaceta del Gobierno
Supremo de Zacatecas.
Alud
de publicaciones
Por
otra parte, la aparición de la publicidad comercial en el periodismo
impreso, junto con las apasionadas diatribas y encendidas apologías,
irrumpe la irreverencia iconoclasta.
El Pobre Diablo, publicado
en Tlaltenango, por ejemplo, tenía como subtítulo: "Periódico
raquítico, estrambótico y ridículo, con sus ribetes
de político, exótico y aun de físico, poético
y retórico; pero redactado por jóvenes maléficos".
En
el marco del conservadurismo porfiriano sobresalen publicaciones como El
Perfume de la Religión (1885), La Rosa del Tepeyac (1891-1895),
La Bandera Católica (1901), El Eco de Zacatecas (1903-1904)
y La Academia (1908).
También
destacan publicaciones periódicas del pensamiento liberal: La
Prensa Libre (1884), órgano del Partido Liberal Zacatecano;
El Liberal (1891-1893); Martín Garatuza (1897), de
corte anticlerical;
La Regeneración (1904) y El Estudiante
de Salamanca (1910).
En
la enorme relación de periódicos zacatecanos del porfiriato,
se percibe la incipiente popularización de un concepto: independencia,
quizá como la inicial y aún no culminada marcha hacia el
periodismo objetivo e imparcial. De esa forma surge una serie de órganos
que se autonombran o son órganos independientes: La Paz (1881);
La Murga (1884); El Máscara (1885); El Consejero
del Pueblo (1895-1896); La Juventud (1902), y La Unión
(1909), entre otros.
Durante
tal lapso se manifiesta una reacción ante la intensa emocionalidad
ideológica con que se combatían los distintos grupos y facciones,
lo cual inducía quizás el surgimiento de contenidos desvinculados
de causas políticas e ideológicas explícitas �como
literatura, anuncios y variedades�, aunque algunos de ellos traten el acontecer
público desde una perspectiva más serena.
Durante
esa etapa, las preocupaciones sociales adoptan una perspectiva clasista
que se observará en contenidos, e incluso en los títulos
de los periódicos del porfiriato zacatecano. Así, entre 1878
y 1915 surgen diarios como El Trabajo, órgano oficial de
la sociedad primitiva de artes unidas; El Factor, vocero del círculo
de empleados particulares; El Obrero Zacatecano; El Barretero,
seminario del pueblo y para el pueblo; El Hijo del Trabajo, semanario
dedicado a la clase obrera; y El Mutualista, órgano de la
sociedad de los obreros libres.
El
Jococón, publicado de 1906 a 1914 y redactado por Enrique García,
tuvo buena acogida fuera de la entidad por su lenguaje iconoclasta, osado,
popular y fino a la vez. Asimismo, entre 1889 y 1907 aparecieron otras
publicaciones cuyo principal atractivo era el sentido del humor transmutado
en periodismo:
La Chancla, La Urraca, Don Fulano,
El Vale Coyote,
El Leperito, El Peladito y El Diablito
Travieso.
Cabe
aclarar que en la época porfiriana el periodismo no se limita a
la capital de Zacatecas, pues distintas cabeceras municipales presentan
esfuerzos similares; por ejemplo, en Fresnillo, La Crónica Loca,
El Boletín Oficial, El Filomático y El Pensamiento
Libre; en Jerez, El Turista, La Unión Jerezana y
El Bastión; en Pinos, La Discusión y El
Bromista; en Calera, El Ruiseñor y La Brújula;
en Villa García,
La Voz del Municipio; en Guadaupe, La
Urraca y La Enseñanza del Hogar; y en Sombrerete, El
Municipio. Todos esos periódicos fueron publicados entre 1878
y 1909.
Además
de editarse periódicos oficiales de las autoridades políticas
y administrativas, así como del Gobierno del Estado, en 1882 aparece
El Tribuno que contaba con la colaboración de alumnos del
Instituto de Ciencias, quienes en 1910 publicarían un diario de
tono festivo: El Estudiante de Salamanca.
Respecto
al periodismo de la época de la Revolución Mexicana en Zacatecas,
la ruptura con el régimen porfirista anticipaba la crítica
periodística influenciada por los precursores ideológicos
del movimiento social, que se agrupaban en torno a los clubes liberales
y que tenían como figuras estelares a los hermanos Flores Magón,
a Camilo Arriaga, Librado Rivera y muchos otros.
En
esa época irrumpe un periodismo de bandos y facciones, lógico
reflejo de los vaivenes políticos, por ejemplo entre 1910 y 1930:
El Jococón que, junto con otros, sobrevivía a la era
porfirista; El Grano de Arena (de corte religioso), La Palanca,
El Demócrata,
Revista de Zacatecas Ilustrada, La
Verdad (del Partido Democrático),
El Chimborazo, La
Voz del Pueblo, La Regeneración,
El Siglo XX,
El Noticiero, La Voz de Zacatecas, Helios,
Nuestro
Tiempo y La Opinión, además de El Heraldo de
Zacatecas, El Piquín, Alba Roja, Zacatecas
Gráfica, La Tinajera, El Debate, La Opinión,
Alma
Obrera, La Gaceta de Zacatecas, Don Quijote,
El Eco
Estudiantil, El Niño Laborista (de una primaria),
La
Escoba, El Monitor y La Voz de Provincia, entre otros muchos.
Este
periodo revela la solidez de las tendencias periodísticas incubadas
en los tiempos precedentes. Por ello podemos hablar de la continuidad del
debate ideológico entre conservadores y liberales. Pero la irrupción
de temas como el sufragio efectivo, la reelección, el reparto de
tierra, el laicismo en la educación, además de los derechos
laborales, le otorgan un contenido social al periodismo de aquella época.
Por
esos años también surgen órganos sindicalistas y agrarios,
así como publicaciones estudiantiles de la Escuela Normal (Ideal,
1916), y del Instituto de Ciencias (El preparatoriano, 1917).
El
periodismo zacatecano pro-empresarial entre los años treinta y los
sesenta, se caracteriza por la incorporación de lo social desde
una perspectiva de clase, a diferencia del radical individualismo de las
utopías decimonónicas, pero comparte con él su énfasis
ideológico y político. Entre las publicaciones que nacieron
a partir de la década de los treinta se encuentran, entre otras,
Vida Nueva, El Nacional Revolucionario (vocero del PNR),
Labor, El Azote, el Nochistlense, Zacatecas Deportivo, El Eco
de Zacatecas, Puras Papas, El Chivo Reparador, El Diario de Zacatecas y
Alma Nueva, La Prensa Zacatecana, Provincia, Voz Estudiantil y Noticias
(de alumnos del Instituto de Ciencias),
Zacatecas Ilustrado,
Orientación Chicomostoc,
Zacatecano,
Pocux
Pelux, Actualidades, Vox Pópuli,
Multi Revista,
Mercurio (estudiantil) y La Voz del Pueblo.
Durante
ese periodo se observa una íntima conexión entre el periodismo
y el poder que, al igual que en las etapas precedentes, se da con el impulso
que aquél brinda a las carreras políticas.
Fase
empresarial
El
periodismo moderno en Zacatecas se inicia formalmente el 17 de febrero
de 1948, con la aparición de El Heraldo de Zacatecas. En
1955 se incluye una página con información del estado en
El Sol del Centro, con sede en Aguascalientes, integrante
de la cadena editorial del coronel García Valseca. Simultáneamente
a esos medios, aparecieron diversas publicaciones, algunas de corta vida
y otras con más permanencia, pero todas dentro de los límites
estrechos del autoritarismo que, como cacique, seguía teniendo Leobardo
Reynoso, primer gobernador de Zacatecas con gestión sexenal (1944-1950).
Durante ese periodo de dominio reynosista, el periodismo fue e hizo �en
términos generales� lo que el poder político le permitió.
La
aparición, el 19 de junio de 1964, de El Sol de Zacatecas
coincide con la desrreynosización de la política zacatecana.
La consolidación de tal empresa y la del Heraldo de Zacatecas
(subordinadas periodística y administrativamente a San Luis Potosí)
tiene lugar durante los mandatos de los gobernadores José Isabel
Rodríguez Elías y Pedro Ruiz González (1962-1968 y
1968-1974) respectivamente.
Durante
ese lapso nace el hábito del poder local de comunicarse directamente
a San Luis Potosí para inconformarse o solicitar determinados servicios
periodísticos. Aparte de la dependencia administrativa, se presentaba
la económica y la política. Asimismo debido a que el cierre
informativo, por lo general, era a la una de la tarde --para luego redactar,
integrar y enviar a San Luis Potosí, vía terrestre, el paquete
de notas--, la oficina de prensa del gobierno estatal podía saber
con anticipación el contenido de los diarios del día siguiente
y hacer cambios si quería. Incluso, para no apresurarse, muchos
reporteros diferían la información, la cual se publicaba
hasta el tercer día.
El
25 de noviembre de 1975 surge Momento de Zacatecas, impulsado por
Ignacio Rosillo que, 11 años antes, había fundado El Sol
de Zacatecas. Con el tiempo se consolidó y desplazó a
El Heraldo de Zacatecas como competidor de El Sol. Y de la
misma manera que los otros diarios, empieza con una dependencia administrativa,
económica y política de San Luis Potosí. No obstante
tiene algunas particularidades: es el primero que utiliza télex,
lo que hace más oportuno el envío de la información,
circunstancia que opera a su favor en la conquista de lectores. La participación
del potosino Pedro Cervantes dio al diario un sello de objetividad inicial
que, no obstante los límites propios de una atmósfera autoritaria,
insinuaba las posibilidades de renovación de actitudes en el medio.
De ello da cuenta el periodismo de opinión practicado durante el
conflicto universitario de 1977 (el asalto a la Rectoría de la Universidad
Autónoma de Zacatecas, el 10 de enero de ese año). Esta Casa
de Estudios, principal bastión del izquierdismo, fue objeto de descalificación
por parte de los medios, a los que ingresaban reporteros de extracción
universitaria al servicio de las diversas corrientes.
Durante
la gestión gubernamental de José Guadalupe Cervantes Corona
(1980-1986) de nuevo, aunque sin la misma fuerza, se presenta el reynosismo
en la vida política de la entidad. Igualmente se observa el control
gubernamental sobre el periodismo. Destaca Momento de Zacatecas
en la difusión de las posturas oficiales. En ese periodo alcanza
su mejor época que lo coloca como una alternativa frente a El
Sol.
A partir
de los ochenta, la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) empieza
a desarrollar esfuerzos para vincularse con el periodismo del entorno,
así como para servir de enlace entre los medios locales y el periodismo
�plural y progresista� nacional. Instituye el Premio Manuel Buendía,
que se entrega por vez primera el 30 de mayo de 1985 a Don Alejandro Gómez
Arias, luego de un programa semanal de eventos a cargo de reconocidos periodistas.
En 1986 organiza La Jornada de la Comunicación, con la participación
de integrantes de la casa editorial del mismo nombre. A partir de entonces,
junto con la Fundación Manuel Buendía, la UAZ promueve talleres,
cursos, conferencias magistrales, mesas redondas y coloquios que contribuyen
a la revisión crítica del periodismo local y nacional.
Por
esas fechas también inicia la incorporación del pensamiento
crítico universitario en los medios impresos a través de
suplementos coordinados por la Dirección de Comunicación
Social de la UAZ:
La Ventana, en El Sol, y Tiempo Universitario,
en
Momento, así como una página semejante en un diario
de corta vida en 1988 y que llevó el nombre de Pulso de Zacatecas.
De
tal rotativo, en 1989, El Sol adquiere el edificio y la maquinaria
que se encontraba en suelo zacatecano, lo cual se tradujo en un decisivo
impulso a la línea informativa no sólo de El Sol de Zacatecas,
sino de la competencia, aunque esta última en condiciones desventajosas.
En
ese mismo año, al ser procesado por diversos delitos su último
propietario, el diario Momento atraviesa una crisis financiera y
pasa al control de la Procuraduría General de la República;
logra sobrevivir bajo la dirección de Javier Santillán Medina.
A fines
del sexenio del gobernador Genaro Borrego (1988-1992) empieza a circular
Zacatecas en Imagen, primer diario con inversión zacatecana
y con mayores alcances que se colocó de inmediato en el mercado
e instaló sus propios talleres. Desde sus inicios, tal periódico
se ha caracterizado por su orientación insumisa bajo la batuta del
doctor Edmundo Llamas Alba (hijo del más antiguo empresario radiofónico
del estado), quien hasta la fecha incluye voces críticas, sorteando
los obstáculos inherentes a un proyecto empresarial en busca de
consolidación.
ELEMENTOS
DISTINTIVOS EN LA HISTORIA
Al
hacer un balance del periodismo zacatecano en siglo y medio de historia,
cabe destacar cuatro elementos: a) en su contenido predomina lo
ideológico y hay una escasa presencia de lo que hoy se conoce como
periodismo informativo;b)
quienes lo practican son en su mayoría
zacatecanos, y se consideran, más que como trabajadores, como militantes
de una causa; c) las relaciones con el poder público se determinan,
fundamentalmente, por las afinidades ideológicas; y, d) la
actividad periodística se desarrolló en diferentes centros
urbanos de Zacatecas de una manera más descentralizada que la que
se observa en la actualidad, debido a la introducción de los talleres
de impresión y a que las características preindustriales
de la actividad editorial lo hacían posible. |