Resultados de un seguimiento y análisis
hemerográfico y documental
RECUENTO DE DAÑOS A LAS
LIBERTADES DE EXPRESIÓN E INFORMACIÓN DURANTE 1999
Verónica Trinidad
Martínez / Angélica Pineda / Omar Raúl Martínez
Verónica Trinidad Martínez
es coordinadora técnica de la Unidad de Seguimiento y Análisis
de la Libertad de Expresión de la Fundación Manuel
Buedía (FMB).
Angélica Pineda es directora ejecutiva del Centro Nacional
de Comunicación Social.
Omar Raúl Martínez es director de la FMB y director
de la Revista Mexicana de Comunicación.
Aunque resulta inobjetable
que en los últimos cinco años se ha advertido un
ensanchamiento del ejercicio crítico de las libertades
de expresión e información en México, lo
cierto es que -paradójica o consecuentemente- los golpes,
las restricciones y hasta las presiones e intimidaciones abiertas
o embozadas continúan acechando de manera recurrente al
gremio periodístico.
Tal aseveración se desprende del hecho de que si bien en
1999 se registraron 135 casos de agresiones contra periodistas
y medios de comunicación (lo que representa una disminución
del 28% con respecto de los 187 casos documentados en 1997, y
del 33 % respecto de los 202 casos registrados en 1998), ello
no implica necesariamente un mejoramiento en el respeto a las
libertades periodísticas. Lo anterior porque los 135 casos
de 1999 (o sea, más de dos incidentes por semana) superan
el promedio de registros obtenidos en 1995 y 1996, de 120 casos
por año en promedio. 1
Con base en las cifras anteriores, se tiene que en los cinco años
que van del sexenio zedillista suman 764 agresiones y actos inhibitorios
de las libertades de expresión e información contra
medios y periodistas. Este dato global resulta preocupante si
consideramos que a lo largo del gobierno de Carlos Salinas de
Gortari (que hasta ahora se había perfilado como el periodo
con el mayor número de actos contra medios e informadores)
se registraron poco más de 500 casos. 2
Ello significa un aumento del 34% durante el mandato de Ernesto
Zedillo en comparación con el de su antecesor, y eso sin
considerar el año que le resta al actual sexenio.
Pero vale resaltar que afortunadamente no se observa el mismo
repunte en lo relativo a asesinatos de periodistas, pues durante
1999 3 sólo se consignó un caso,
con lo que suman 22 los informadores que en los cinco años
de la administración zedillista han sido asesinados, mientras
que durante el mismo lapso presidencial salinista fueron 41 los
periodistas ultimados. 4
Aun así se prevee que, si continúan las mismas tendencias,
la elevación porcentual de actos contra las libertades
informativas en el periodo 1994-2000 alcance el 50% en relación
con el de 1988-1994.
Y las expectativas para el año 2000 en lo relativo a la
materia del presente informe no son halagüeñas, pues
en año electoral las presiones y hostigamientos contra
medios y periodistas suelen incrementarse notablemente, como lo
demuestran anteriores estudios hemerográficos sobre agresiones
contra el trabajo informativo y de comentario.5
En tal contexto, las organizaciones que conformamos la Red Mexicana
de Protección a Periodistas y Medios de Comunicación6
manifestamos nuestra preocupación ante la eventualidad
de que los actos inhibitorios de las libertades de expresión
e información puedan repuntar en este año en que
se escenifica uno de los comicios más competidos e inciertos
de la historia de nuestro país.
Visión global
De la suma total de incidentes documentados (135) y de acuerdo
con nuestros criterios metodológicos 7,
el 70% (o sea 94) fueron agresiones públicas o embozadas
tanto a periodistas (60%) como a medios de comunicación
(10%). El porcentaje restante (30%) lo constituyeron hechos que
pueden significar inhibición o presiones a informadores
o analistas (23%) y a medios (7%).
Ello demuestra la tendencia observada durante 1998, en el sentido
de que los grupos de poder y de presión están llevando
a cabo actos que, si bien no pueden considerarse en estricto sentido
atentados a las libertades informativas, significan hechos cuya
recurrencia resulta preocupante pues representan una confirmación
de que el derecho a la información en México es
una conquista aún lejana de alcanzar, y que para remediarlo
se requiere una seria voluntad y compromiso político de
quien encabece la nueva administración sexenal para asumir
el reto de emprender la urgente reforma y modernización
de la legislación en materia de medios de comunicación.
Del total de casos (135), el 27% fueron agresiones físicas,
seguidas por amenazas o intimidaciones con el 13% y bloqueo informativo
con el 9%. Con menores cuantías figuran detenciones (6%),
insultos (5%) y cancelaciones, actos de censura y despidos (cada
uno con 4%). Cabe mencionar que los hechos que pueden significar
inhibiciones a la libertad de expresión, como las demandas
o las citas a comparecer, sumaron un 15% de los casos, lo cual
mueve a la reflexión habida cuenta que tales incidencias
parecen perfilarse cada vez más como una vía ya
sea para frenar o inhibir el libre ejercicio periodístico
o para evidenciar o poner en tela de juicio la irresponsabilidad
de algunos periodistas.
Quienes están diariamente en la búsqueda de la información
son los mayormente agredidos, según nuestras fuentes hemerográficas,
documentales y testimoniales, lo cual demuestra que el peligro
es inherente al oficio reporteril, una máxima que no debiera
existir en un Estado de derecho. Así, los reporteros fueron
los más agredidos con el 31% del total de casos, le siguen
los fotógrafos con el 11% y los corresponsales, columnistas
y directores, con el 7% cada uno.
A ello hay que agregar que el 34% de los actos fueron motivados
por ejercer la labor periodística al momento de cubrir
la información; el 30% por el contenido de la información
publicada; en tanto que 13% de los hechos obedecieron a denuncias
contra medios y periodistas, 10% a motivos desconocidos y 6% a
posibles contenidos.
Los periodistas mayormente agredidos fueron los que cubren la
fuentes política (36%), policiaca (19%) y educativa (16%).
Resulta muy revelador que los reporteros de las áreas política
y policiaca sean los más afectados en su desempeño
profesional, pues cada vez más la información de
ambas fuentes se entremezcla en un escenario sociopolítico
que a menudo se torna controversial y por momentos efervescente.
Asimismo no resulta nada extraño que los informadores de
la fuente educativa hayan sido afectados en un tercer lugar con
un 16% de incidencias: lo explica el conflicto que paralizó
actividades durante 10 meses en la Universidad Nacional Autónoma
de México, y a lo largo del cual jóvenes universitarios
del Consejo General de Huelga se erigieron -como nunca antes en
la historia de los movimientos sociales de nuestro país-
en reiterados agresores del quehacer reporteril.
Lo anterior explica también que en los meses de mayo y
junio se haya producido el mayor número de agresiones y
actos inhibitorios (13% cada uno), pues el paro estudiantil inició
en abril (mes en el que se presentó el 9% de los casos)
y los siguientes dos meses fueron de enorme tensión al
interior de la máxima casa de estudios, circunstancia que
se reflejó en la cobertura informativa dedicada al tema.
También en septiembre se produjo otro 13% de casos y al
respecto cabe referir que en ese mes estaba en pleno la campaña
hacia las elecciones primarias de los precandidatos para abanderar
al Partido Revolucionario Institucional rumbo a la Presidencia
de la República. Las elecciones primarias del tricolor
y el arranque de las campañas electorales de los demás
partidos, se efectuaron en noviembre, mes en el que se registró
el 10% de las agresiones contra periodistas y medios.
Los periodistas de medios impresos siguieron siendo los más
afectados al concentrar 59% de las incidencias, seguidos por los
que trabajan en más de un medio (medios diversos, 12%);
después se ubicaron los de televisión (11%), los
de radio (9%) y los de agencias informativas (4%). Asimismo, 83%
de los ataques y actos inhibitorios se dirigieron contra periodistas
y un 17% contra medios de comunicación.
Respecto de quiénes son los presuntos responsables de las
agresiones y de los hechos que pueden significar presiones a las
libertades de expresión e información, se mantiene
la tendencia de los análisis efectuados por la Red Mexicana
de Protección a Periodistas y Medios de Comunicación
y por sus organizaciones miembros: las fuerzas del orden fueron
señaladas o se presumió su participación
en el 20% de los casos, mientras que los funcionarios de gobierno
y las instituciones de gobierno fueron presuntos responsables
en el 21% de los registros. El 6% de los casos fueron cometidos
por agresores desconocidos.
Conviene resaltar que en 1999, los narcotraficantes comienzan
a perfilarse como atacantes continuos (4%). De igual forma, repuntaron
como agresores los miembros o representantes de instituciones
educativas, con el 16% de los actos, que se explica, como ya se
señaló, al prolongado e irresuelto conflicto en
la UNAM. También destaca el incremento de casos en los
que aparecen como responsables de la agresión los directivos
de medios de comunicación (13%), así como de los
partidos políticos (4%) y de otro tipo de grupos políticos
(3%).
En lo relativo al lugar donde ocurrió el mayor número
de agresiones y actos inhibitorios contra medios y periodistas,
el Distrito Federal se ubicó en el primer lugar con el
39% del total, seguido por Chiapas con el 11%, Sonora con el 7%,
Veracruz con el 5%, y Coahuila con el 4%. 8
Mirada particular a periodistas
Del total de casos documentados durante el año pasado,
112 correspondieron a periodistas y 23 a medios de comunicación.
Como se señaló anteriormente, dentro de ese subtotal
mayoritario, el 72% fueron agresiones públicas o embozadas,
y el 28% restante fueron hechos que pueden significar inhibición
o presiones.
Dentro de las agresiones públicas o embozadas, destacan
las agresiones físicas (32%), las amenazas e intimidaciones
(16%) y el bloqueo informativo (10%). A continuación se
ubican los insultos y la censura, con 4% de incidencia cada uno,
y el acoso u hostigamiento con 3%. Por fortuna, las agresiones
máximas contra los periodistas, como serían el secuestro,
el intento de secuestro, los atentados y el asesinato, sólo
registraron un 1% cada uno.
En lo que se refiere a hechos que pueden implicar presiones contra
los periodistas, la lista la encabezan las demandas y las citas
a comparecer, con el 8% cada cual, seguidos por las detenciones
(6%) y los despidos (4%), en tanto que la renuncia inducida sólo
alcanzó el 1%.
Del total de agresiones públicas o embozadas contra periodistas,
el 39% obedeció al ejercicio de su labor reporteril, en
un 13% la razón fue por los contenidos que abordaba el
comunicador, y en el 11% por denuncias. Un 5% tuvo motivos desconocidos.
Por cuanto a los hechos que pueden significar inhibición
o presiones contra periodistas, cabe señalar que los móviles
principales fueron los siguientes: por contenidos (14%), por denuncias
y por posibles contenidos (cada uno con 4%), y por ejercer la
labor periodística (2%).
Los posibles responsables de los actos contra las libertades informativas
de los periodistas fueron las fuerzas del orden en el 16% de los
casos, mientras que los miembros o instituciones educativas lo
fueron en el 14% del total, seguidos por funcionarios de gobierno
con el 10%, supuestos narcotraficantes o desconocidos con el 5%.
En tanto, partidos políticos, directivos de medios y grupos
sociales se ubicaron en el siguiente lugar con un 4% cada uno.
Los periodistas mayormente agraviados por su contacto diario con
la información fueron los reporteros con el 38% de los
registros y los fotógrafos con el 13%. Los directivos de
los medios y los corresponsales también fueron afectados
en el 9% del subtotal (112) y los columnistas en el 8%. Estos
comunicadores cubrían la fuente política en la mayor
parte del universo estudiado (42%) y la fuente policiaca (23%),
categorías que juntas aglutinan al 65% de los hechos. Asimismo,
el 18% se desempeñaba en la fuente educativa y un 10% en
el área de información general.
Pese a la incursión de una gran cantidad de mujeres en
las escuelas de comunicación y de periodismo, la realidad
es que la de periodista sigue siendo una profesión dominada
por el género masculino. Tal aserto se hace patente en
el hecho de que en el 79% de los casos estaban involucrados hombres,
el 13% de los casos eran perjuicios colectivos cometidos contra
hombres y mujeres periodistas, y sólo el 8% involucraba
a mujeres (es decir, nueve casos, de los cuales cinco fueron agresiones
públicas o embozadas contra mujeres periodistas y las cuatro
restantes fueron hechos que pueden significar inhibiciones).
Mirada a medios
Del total de casos referidos (135), 23 se dirigieron contra medios
de comunicación masiva (es decir, 17% del total global).
Entre los incidentes de mayor recurrencia, se ubicaron en primer
término la cancelación de medios o espacios en medios
con el 26% de los casos, seguido por la toma de los medios con
el 13%, y las demandas, los insultos, las confiscaciones y las
demandas, cada uno con 9%.
Los motivos por los cuales ocurrieron dichas agresiones o actos
inhibitorios contra las libertades de expresión e información
de los medios, fueron por contenidos (48%), por motivos desconocidos
(26%), y por difusion propia (13%), entre otros de menor porcentaje.
Los miembros o instituciones
educativas destacaron como responsables del 22% de las agresiones
publicas o embozadas contra medios; mientras que las instituciones
de gobierno, las fuerzas del orden, los directivos de medios y
los agresores desconocidos se ubicaron con el 9% cada cual. En
lo que toca a los hechos que pueden significar inhibiciones a
las libertades de expresión de los medios masivos, los
directivos de los propios medios se destacaron con el 22% de los
registros, en tanto que los funcionarios de gobierno fueron responsables
del 17% de estos hechos, y los partidos politicos del 4%.
Conclusiones
El presente análisis documental y hemerográfico
representa la cristalización de un enorme esfuerzo por
elaborar un diagnóstico lo más fiel y riguroso posible
en torno al estado de las libertades de expresión e información
y del derecho a la información en México, efectuado
con la colaboración destacada de las organizaciones integrantes
de la Red Mexicana de Protección a Periodistas y Medios
de Comunicación.
En ese sentido, este Recuento de daños significa un avance
más en el necesario escrutinio al respeto, ejercicio y
desarrollo de las libertades informativas en México. Pero
aún restan serios obstáculos por superar, y uno
fundamental es que los propios periodistas y medios de comunicación
nacionales refuercen una mayor disposición para denunciar
y hacer públicas las agresiones o actos inhibitorios de
que son objeto con el afán de asumir su autodefensa y combatir
la impunidad.
Dicho lo anterior, vale destacar las siguientes conclusiones:
a) Como se mencionó
al principio de este informe, en 1999 se advirtió una disminución
de los casos de agresiones y actos que pueden significar inhibición
o presiones contra periodistas y medios de comunicacion, al pasar
de 202 en 1998 a 135 en 1999. Es decir: hubo un decremento del
33% respecto del año precedente.
b) Se observa que se mantiene la tendencia señalada durante
1998 en el sentido de que se incrementan los hechos que pueden
significar inhibición o presiones a periodistas y medios,
y decrecen las agresiones públicas o embozadas. Por supuesto
que ello implica una cierta mejoría en las condiciones
en que se desarrolla el periodismo en México, pero a la
par ratifica la necesidad de legislar en materia de derecho a
la información con el objeto de disminuir los cauces inhibitorios
o de presión por la vía judicial, ya que las leyes
sobre la materia que rigen en la actualidad suelen interpretarse
y aplicarse de manera discrecional y en función de coyunturas
políticas especificas.
c) De igual manera, en 1999 sólo se registró el
asesinato de un periodista al parecer por haber difundido información
sobre actividades del narcotráfico. Tal hecho, junto con
algunos otros consignados en el presente estudio y en los anteriores
realizados por la Red, dibuja ya a los narcotraficantes como protagonistas
cada vez más activos en la tarea de atentar contra las
libertades informativas.
d) Como se destacó en el informe, quienes van en busca
de la información noticiosa resultan los mayormente afectados;
es decir, los reporteros, corresponsales y fotorreporteros.
e) La tendencia de 1999 en lo relativo a los presuntos responsables
de las agresiones y actos inhibitorios contra periodistas y medios,
también se mantiene y la encabezan las fuerzas del orden
y los representantes del gobierno, pero ahora también se
destacaron dos nuevos actores: los partidos de oposición
y los grupos estudiantiles de presión.
f) Las fuentes política, policiaca y de información
general siguen siendo las más riesgosas de cubrir para
los periodistas, por los intereses que afectan.
g) Paradójicamente, una vez más, el mes de junio,
cuando se conmemora el Día de la Libertad de Prensa en
México, fue uno de los tres meses -junto con mayo y septiembre-
en que se registró el mayor número de casos de agresiones
y actos inhibitorios de la libertad de expresión y del
derecho a la información.
NOTAS
1) Véase
Martínez, Omar Raúl y Martínez, Verónica
Trinidad, Recuento de daños. Un acercamiento a estado de
las libertades de expresión e información en México
durante 1997, editado por el Centro Nacional de Comunicación
Social y la Fundación Manuel Buendía; así
como Martínez, Verónica Trinidad; Pineda, Angélica;
y Martínez, Omar Raúl. Recuento de daños
1998. Un acercamiento al estado de las libertades de expresión
e información en México, editado por el Centro Nacional
de Comunicación Social, la Fundación Manuel Buendía,
la Academia Mexicana de Derechos Humanos y el Sindicato Nacional
de Redactores de la Prensa. Respecto del periodo 1994-1996, revísese
Martínez, Omar Raúl y Martínez, Verónica
Trinidad, "Agravios a periodistas mexicanos durante el primer
bienio zedillista", en Revista Mexicana de Comunicación,
Núm. 49, Junio-Julio de 1997
2)Al respecto, consúltese el informe La
represión a la prensa en México en el sexenio de
Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), elaborado por el Centro
Nacional de Comunicación Social en edición facsimilar,
así como Martínez, Omar Raúl, Barrera Juan
Antonio, Narvaez Fabiola y Martinez Verónica Trinidad,
"Un periodo sombrío para el periodismo mexicano",
en Revista Mexicana de Comunicación Num. 40 Mayo-junio
de 1995 pp 6-10.
3) De acuerdo con la metodología seguida
para la elaboración de este informe, y los criterios de
selección de casos de la Red Mexicana de Protección
a Periodistas, sólo se consigna el asesinato de Mario Morales
Palacios, editor del periódico El Bravo de Matamoros, pues
las primeras investigaciones apuntaron a que fue muerte por escribir
en torno al narcotráfico. Si bien se tuvo conocimiento
de otros periodistas asesinados en 1999, no se consideraron materia
de este informe en virtud de que el ejercicio de la profesión
no fue la causa directa de su muerte. Citamos a continuación
la lista de esas personas: Baltasar Núñez Reza,
asistente de reporteros de TV Azteca; y Pedro Morales González,
reportero de la revista Tiempo.
4) Vale hacer notar que, de acuerdo con los recuentos
de la FMB, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari se
consignaron 46 periodistas asesinados, cinco de los cuales ocurrieron
en su último año de gobierno.
5)De acuerdo con el informe La represión
a la prensa en México en el sexenio de Carlos Salinas de
Gortari, en los dos últimos años del periodo presidencial
de Carlos Salinas de Gortari (1993-1994) se registró el
47% de los 645 casos documentados durante dicho sexenio.
6)En lo que concierne a los propósitos
y organizaciones integrantes de la Red Mexicana de Protección
a Periodistas y Medios de Comunicación, léase la
información contenida en la segunda y tercera de forros
del presente informe.
7)Sobre la metodología utilizada para la
elaboración de este informe, consúltese el apartado
"Criterios de selección de casos", que inicia
en la página 19 del presente documento.
8)Conviene resaltar que, como ha ocurrido en anteriores
recuentos, suele consignarse mayor información referida
a la Ciudad de México habida cuenta que la mayor parte
de las fuentes hemerográficas consultadas se editan en
esta parte de la República. Por esa razón, el que
se consigne un alto número de actos ocurridos en el Distrito
Federal supone una perspectiva tamizada por el centralismo.
Vitrina Metodológica
Gráficas