Un vistazo a los casos de agresiones
a periodistas y medios
Derecho a la información
e impunidad
Balbina Flores / Miguel
Acosta / Angélica Pineda
Balbina Flores es responsable del Programa
de Protección a Periodistas de la Academia Mexicana de
Derechos Humanos.
Miguel Acosta Valverde es responsable de la Coordinación
de Derecho a la Información de la Academia Mexicana de
Derechos Humanos.
Angélica Pineda es coordinadora del Área de Comunicación
Civil del Centro Nacional de Comunicación Social.
Cada caso de agresión
a las libertades de expresión e información de los
periodistas y de los medios de comunicación es un universo
en sí mismo, hasta ahora, difícil de ser documentado,
seguido y defendido. Imaginemos la cantidad de casos que se producen
a lo largo de la República Mexicana.
Un primer acercamiento al problema ha consistido en la sistematización
de la información aparecida principalmente en medios impresos.
Es un primer paso. Sin embargo, aceptemos que los periódicos
no recogen todos los atentados cometidos, por lo que numerosos
casos quedan en el anonimato y, por ende, en el olvido. Otros
tantos no merecen la atención adecuada por parte de las
autoridades para iniciar averiguaciones, y sobre los más
se corre el velo negro de investigaciones que no encuentran culpables,
o cuando los hay, no hay suficientes pruebas para juzgarlos y
quedan en libertad.
La consecuencia lógica de esta situación es que
se crean condiciones en las cuales la impunidad -esto es, el no
castigo de las agresiones y de sus autores- se fomenta y nuevas
agresiones son posibles.
Bajo tal premisa, creemos que es pertinente recuperar casos ya
documentados de agresiones a periodistas para establecer si realmente
han sido resueltos en su totalidad. Se presenta una serie de expedientes
que han sido investigados por el Programa de Protección
a Periodistas de la Academia Mexicana de Derechos Humanos y por
el Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa. Se describen
sucintamente los casos y se evalúa la actitud de las autoridades
judiciales y de las instancias defensoras de los derechos humanos,
en particular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
La conclusión es desalentadora: los expedientes analizados
no han sido resueltos satisfactoriamente; de esta manera, la impunidad
tiene un campo de cultivo en el cual puede desarrollarse.
Botones de muestra
El 15 de julio de 1997 fue asesinado en San Luis Río Colorado,
Sonora, Benjamín Flores, periodista y director del diario
La Prensa. Fue acribillado con ráfagas de metralleta al
llegar a las instalaciones del periódico. El motivo del
asesinato estuvo relacionado con la publicación de notas
periodísticas sobre el narcotraficante Jaime González
Gutiérrez y de los privilegios que éste gozaba en
la prisión de San Luis Río Colorado.
Por los hechos se inició la Averiguación Previa
295/98, radicada actualmente en el Juzgado Tercero de lo Penal
en la ciudad de Hermosillo, Sonora. Luego de tres años
del asesinato de Benjamín Flores, las investigaciones continúan
sin resultados satisfactorios.
Por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)
se inició de oficio el expediente de queja CND/121/97/SON/4529,
que fue concluido el 4 de diciembre de 1997, toda vez que la Procuraduría
Estatal de Justicia de Sonora investigaba el caso.
En el mes de marzo de 1999, una jueza federal en la ciudad de
Hermosillo dictó resolución en la que absolvía
a Jaime González Gutiérrez de la autoría
intelectual del crimen de Benjamín Flores y se le dejó
en libertad, no obstante haber sido acusado por otro homicidio
(el de un policía municipal en San Luis Río Colorado)
y por delitos contra la salud (posesión de un cargamento
de mariguana).
A la fecha se encuentran procesados en el Juzgado Tercero las
siguientes personas: Jorge Pacheco Reyes, Luis Enrique Rincón
Muro, Miguel Ángel Zamora Lara y Vidal Zamora Lara, a quienes
se les señala como autores del crimen. El 24 de febrero
se logró la detención en Estados Unidos de los hermanos
Ismael y Gabriel González Gutiérrez, acusados de
traficar cocaína. Ambos fueron señalados, junto
con su hermano Jaime, por la Procuraduría General de Justicia
de Sonora, de ser los autores intelectuales del asesinato de Benjamín
Flores. Se espera que las autoridades mexicanas soliciten su extradición
a México para que respondan por el crimen del periodista
sonorense. Sin embargo, aún quedan sin ejecutarse tres
órdenes de aprehensión en contra de Carlos Pacheco
Garza, José Francisco Benavides Ávila y Arsenio
Pérez Losada.
La falta de esclarecimiento del asesinato de Benjamín Flores,
motivó nuevos agravios contra periodistas de la región.
Ello quedó demostrado con las amenazas a los periodistas
Sergio Haro y Jesús Barraza, quienes investigaron y denunciaron
en sus respectivas publicaciones las irregularidades presentadas
en el caso. Después de hacer públicas sus investigaciones
sobre el caso, ambos fueron amenazados en varias ocasiones durante
los meses de abril, julio y agosto de 1999.
El 15 de abril de 1999, Sergio Haro, director del semanario Siete
días, de Tijuana, Baja California, fue amenazado de muerte
por una persona desconocida que se comunicó telefónicamente
a las oficinas del periódico. Días después
la llamada volvió a repetirse. Por el delito de amenazas,
Sergio Haro presentó denuncia ante el Agente del Ministerio
Público, donde se inició la Averiguación
Previa 368/27/99. Posteriormente, la Procuraduría General
de Justicia del Estado proporcionó protección policiaca
a Sergio Haro por un lapso de seis meses. Sin embargo, de las
investigaciones por amenazas nunca hubo resultados.
También presentó queja ante la Comisión Nacional
de Derechos Humanos registrada con el expediente número
99/1530-40. La queja fue notificada al señor Haro como
concluida por este organismo el 15 de octubre de 1999, por considerar
que no existían elementos que permitieran evidenciar acto
u omisión por parte de autoridad alguna o servidor público
que vulnere los derechos humanos y por no ser competencia de la
CNDH, toda vez que se trataba de un asunto entre particulares.
Días después, el 4 de mayo de 1999, Jesús
Barraza, director del semanario Pulso, fue amenazado por de un
presunto enviado del narcotraficante Albino Quintero Meraz. Esta
persona señaló al periodista que debía abstenerse
de escribir acerca de Quintero y que a cambio de su silencio recibiría
30 mil dólares; de lo contrario, su cadáver aparecería
flotando en uno de los canales de riego de la región. Posteriormente,
en el mes de junio, el policía encargado de la protección
de Barraza fue golpeado y desarmado frente a las instalaciones
del semanario por parte de agentes judiciales federales comisionados
en San Luis Río Colordo, Sonora. Tal agresión sucedió
debido a que tales agentes se molestaron porque Pulso publicó
un reportaje en el cual los vinculaba con una banda delictiva
dedicada al robo de automóviles en California.
Los hechos no terminaron aquí: el 18 de agosto siguiente
se suscitó una nueva agresión contra el director
y reporteros de Pulso. Elementos de la Policía Federal
de Caminos golpearon y despojaron a los periodistas de sus materiales
de trabajo, ahora al acudir a documentar que los agentes bebían
y escandalizaban en la vía pública con sus uniformes
y a plena luz del día.
Por los hechos señalados anteriormente, se iniciaron las
Averiguaciones Previas 374/99 y la 170/SLR-1. De las investigaciones
realizadas nunca se obtuvo resultado y la delegación de
la PGR en San Luis Río Colorado se limitó a decir
que los hechos sucedidos eran aislados, que esa instancia no tenía
ninguna reponsabilidad y que los elementos que participaron en
los hechos estaban siendo procesados.
Por su parte, la CNDH inició las quejas número 99/2490
y 99/3643-4 y que posteriormente fueron cerradas por haberse satisfecho
las medidas cautelares. Como un reconocimiento a la labor desarrollada
por Barraza, el Comité de Periodistas de Nueva York le
dio un premio en 1999, pero la impunidad que siempre imperó
en su caso hizo que Barraza decidiera retirarse temporalmente
del quehacer periodístico.
El caso de Abel Bueno
Otros casos de periodistas no han sido resueltos a la fecha. Uno
de ellos es el del director del semanario Siete días, Abel
Bueno León, asesinado el 20 de mayo de 1997. Antes de su
muerte, Abel Bueno se encontraba en una lista de reporteros que
habían sido demandados por el entonces ex secretario de
Gobierno en Guerrero, José Robles Catalán.
En lo relativo a este caso, la Comisión Nacional de Derechos
Humanos emitió la recomendación 125/97, en la que
pide se consigne al juez competente y se dé cumplimiento
a las órdenes de aprehensión que se dictaron en
su momento, así como instruir a quienes corresponda con
la finalidad de que se inicie procedimiento administrativo en
contra de servidores públicos de la Procuraduría
General de Justicia del Estado de Guerrero por las omisiones cometidas
en la integración de la Averiguación Previa.
Por su parte, el gobierno del estado a través de las autoridades
judiciales correspondientes, aprehendieron y consignaron a Santiago
Izunza -su hermano Fernando, de los mismos apellidos, nunca fue
detenido-, Sixto Anza González, Fortunato Fierro García,
Maximino Carbajal Barrientos y Eleocadio Navarrete Cantú,
todos ellos miembros de la banda conocida como Los Rojos, como
autores materiales del crimen.
Sin embargo, a la fecha la mayoría de ellos ha quedado
en libertad porque no se aportaron los elementos necesarios que
probaran los delitos de los que se les acusaba.
La viuda del periodista, Romana Mendoza Téllez, y los periodistas
del estado de Guerrero, continúan demandando el esclarecimiento
del asesinato y el castigo, sobre todo de los responsables intelectuales.
Actos inhibitorios
El hostigamiento a periodistas por la vía jurídica
en 1999 continúa; el caso siguiente así lo deja
ver.
El 17 de marzo de 1999, por tercera ocasión Carlos Menéndez
Navarrete, director del Diario de Yucatán fue citado a
comparecer ante el Ministerio Público Especializado en
Delitos Electorales para responder a una demanda de carácter
electoral, registrada en la Averiguación Previa número
03/24/98. Fue presentada por el señor José E. Novelo,
candidato del Partido del Trabajo a la presidencia municipal de
Mérida, por considerar que la información publicada
con fecha 24 de mayo de 1998 en el Diario de Yucatán, dañaba
al partido y a su candidatura al considerar que inducía
a votar el día de la jornada electoral por otros partidos
(PRI, PAN y PRD).
Al respecto, el 12 de septiembre de 1998, el Consejo Electoral
del Estado de Yucatán resolvió que no había
elementos que permitieran considerar una violación al Código
Electoral vigente en el estado.
La primera ocasión en que fue citado, el señor Menénedez
aludió motivos de salud para no presentarse a dicha audiencia,
situación que hizo del conocimiento al juzgado correspondiente;
no obstante, el Ministerio Público decretó una sanción
administrativa consistente en 30 salarios mínimos. Luego
se le advirtió que si se negaba a comparecer nuevamente
se haría uso de la fuerza pública.
Ante tal situación, Menéndez interpuso un amparo
al considerar que las autoridades violaban sus garantías,
mismo que se resolvió como improcedente el 19 de marzo
de 1999.
Por los hechos señalados, el señor Menéndez
presentó queja ante la CNDH, y se inició el expediente
número 99/1110-4. Este órgano emitió la recomendación
51/99, dirigida al gobernador del estado, Víctor Cervera
Pacheco, en la que concluye que hubo violaciones a los derechos
humanos del señor Menéndez y recomienda:
1.) Reasignar la Averiguación Previa 03/24/98 a efecto
de continuar a la brevedad posible su prosecución y perfeccionamiento
hasta su total determinación.
2.) Iniciar procedimiento administrativo para determinar la responsabilidad
del Agente del Ministerio Público sobre delitos electorales
por la dilación injustificada en que incurrió en
dicha averiguación.
Actualmente, el caso continúa abierto en la Subprocuraduría
Especializada en Delitos Electorales de la Procuraduría
Estatal de Justicia de Yucatán y en lo que se refiere a
la recomendación 51/99, emitida por la CNDH, y dirigida
al gobernador del estado, Víctor Cervera Pacheco, hasta
la fecha no ha sido cumplida.
Un hecho que llama la atención es que el caso sigue sin
avanzar no obstante que en el mes de julio de 1999, el Partido
del Trabajo dirigió un documento a la Subprocuraduría
de Delitos Electorales, firmado por su presidente nacional, y
por el propio José Novelo Pacheco, en el que se desistió
de la demanda en contra del señor Menéndez.
Mucho por hacer
Los casos a los que hacemos referencia han sido del conocimiento
de organismos nacionales e internacionales como Reporteros Sin
Fronteras, el Comité de Protección de Periodistas
de Nueva York y la Sociedad de Periodistas Profesionales de Miami,
Amnistía Internacional y la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, entre otros, los que en su momento se manifestaron
en torno al esclarecimiento de estos casos y la sanción
a los responsables.
A pesar del seguimiento y de los llamados que organismos civiles
de derechos humanos de protección a periodistas internacionales
han hecho sobre estos casos, el resultado ha sido negativo.
Las procuradurías de justicia de los estados de donde provienen
los casos mencionados se han limitado a conocerlos sin abundar
en sus investigaciones y la CNDH, en la mejor de las situaciones,
se ha limitado a comunicar a los quejosos que en sus casos "no
existen violaciones a los derechos humanos", o bien, orientarlos
para que se dirijan a la autoridad local. Inclusive, cuando ha
llegado a emitir recomendaciones, las mismas no se han cumplido.
Es este panorama el que actualmente guarda el Derecho a la Información
y, por ende, los derechos humanos de los informadores. Lamentablemente
los resultados obtenidos no dan indicios de que la justicia pueda
ser una realidad en un futuro inmediato, y sí indica que
queda mucho por hacer en este ámbito.